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La cueva de Chauvet y Miquel Barceló
El 18 de diciembre de 1.994, tres espeleólogos
franceses (Jean-Marie Chauvet, Eliette Brunel-Deschamps y Christian Hillaire)
investigando cuevas en la garganta del río Ardèche, al sureste de Francia,
notaron una corriente de aire que salía de una grieta, a escasos metros del
Pont-d'Arc; durante horas retiraron cientos de piedras que obstruían la entrada
de una cueva.
Cuando lograron habilitar una rendija por la que
apenas cabía una persona, accedieron a una cueva de dimensiones
extraordinarias. Apenas llevaban unos metros de cuerda y unas pequeñas
linternas; con estos materiales fueron caminando hacia el interior de la
gruta. Al principio no vieron nada fuera de lo habitual, salvo la espectacular
belleza de aquel lugar. Eliette fue la que, enfocando su linterna hacia
una pared y viendo un mamut, exclamó: "Estuvieron aquí!"
Ante ellos aparecieron en las paredes bisontes,
caballos, renos y ciervos, en un estado de
perfecta conservación. Lo que ignoraban es que estaban ante uno de los
mayores descubrimientos de todos los tiempos en cuanto a arte parietal
prehistórico se refiere.
Aunque en un principio se pensó que su cronología
se situaba entre hace 17.000 y 21.000 años, las dataciones posteriores de
C-14/AMS pusieron de manifiesto una antigüedad aún mayor, y que las pinturas
están realizadas en dos fases, unas entre hace 29.000 y 33.000 años, y las más
recientes entre 24.500 y 27.000 años, doblando en antigüedad a las pinturas de
la Cueva de Altamira datadas en 16.000 años.
Según Clottes, uno de los mayores expertos en
Chauvet hay 72 felinos, 66 mamuts, 65 rinocerontes, 40 caballos, 25 cérvidos
(renos y ciervos), 20 cabras, 15 osos de las cavernas, 10 uros y 2 ovibos o
bueyes almizcleros.
Todas estas representaciones, más de 400, están
organizadas en paneles grandes aprovechando la división natural de las paredes.
Lo que más sorprende es la utilización del difuminado, la repetición de
miembros de los animales para dar sensación de movimiento y la aparición de
auténticas escenas, como peleas entre rinocerontes o apareamientos de felinos.
Inmediatamente, el gobierno francés cerró el acceso
a la cueva y sólo algunos científicos tienen permiso para, durante unos días al
año, poder estudiarlas. Una de las primeras personas que logró este permiso fue
John Berger, escritor, pintor y crítico de arte, que en 2.008 decide invitar a
su amigo Miquel Barceló.
Durante la visita, el gran artista mallorquín
siente una de las mayores impresiones estéticas de su vida: "En Chauvet
había algo más", comenta.
Como consecuencia de este brutal impacto, Barceló
decide paralizar el proyecto en el que estaba ocupado en ese momento, la cúpula
de la sala de los derechos humanos de la ONU, y regresar a su ciudad natal.
En su estudio de Mallorca cogió el primer cuaderno
que encontró (de hecho lo tenía ya empezado con algunos dibujos) y allí pintó acuarelas de
felinos basándose en lo que había visto en Chauvet: así nació el cuaderno de
felinos (Cahier de félins).
Cuaderno de felinos (Cahier de félins)
Se ha realizado una edición de lujo única, numerada
y limitada a 2.998 unidades, a partir del Cuaderno que pintó Miquel Barceló.
Esta joya editorial se compone de:
- Edición facsimil del cuaderno de felinos con los 37 dibujos que componen el original, de 44 x 33 cm. y 144 páginas, firmada a lápiz por Miquel Barceló.
- Libro Chauvet, un homenaje al hallazgo de la cueva, estructurado en cuatro capítulos: Descubrimiento, Le Pont d'Arc, Las primeras fotografías de la cueva y Regresando a Chauvet, del mismo tamaño que el anterior y con 112 páginas.
- Lámina numerada, reproducción de uno los felinos del Cahier, de un tamaño de 88 x 33 cm.
- Estuche artesanal en madera de arce blanco, con el nombre del artista en una faja y dibujo de felino en pirograbado, como si de un autorretrato de Barceló se tratara.
Si quieres más información sobre esta edición de lujo, ponte en contacto conmigo en blogdeeliott@gmail.com.